POSTDATA A LA RESPUESTA A VARGAS LLOSA (un pequeño experimento)

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Como he señalado, mi artículo respuesta al de Vargas Llosa fue escrito inmediatamente después del suyo y enviado a El País que rehusó su publicación (“por exceso de originales”). Lo envié después a otros medios, pero no recibí respuesta. Ya que lo había escrito, y aún no tenía este blog, lo envié a algunos amigos y conocidos practicantes de taichi y qi gong. En general, fue bien recibido, pero algunos me confesaron que tampoco les había desagradado, de primeras, la página de Vargas Llosa. Entonces, pensé en hacer un pequeño experimento: propuse a algunos que preguntasen por la impresión que les había causado su artículo, sin mencionarles mi respuesta. Las respuestas recibidas podían reunirse en tres grupos: el de los que lo celebraban e incluso se sentían alagados de la buena propaganda, el de los que lo rechazaban por su confusión y por la ignorancia que expresaba y, finalmente, el de los que aunque hacían matizaciones, agradecían la publicidad.
En cuanto al segundo grupo, estas palabras pueden resumirlo: “Creo que este hombre no tiene ni idea de lo que es este tema, mezcla todo… para mí no merece la pena ni considerarlo. Dice que no ha estudiado el Chi Kung, pues debería, para saber y atreverse a opinar sobre las Artes Marciales… este articulo hace tiempo que salió, y ni los grandes, ni los pequeños maestros del tema, al menos los que yo conozco, lo han considerado, por no merecer la pena”. Para los que le hacen matizaciones, puede servir la opinión de Manuel Rodríguez Salvador en su blog: “Pese a mis críticas en estos aspectos, he de decir me gusta que lo recomiende y me encanta que lo practique, aunque también se confunda afirmando que ‘una sesión completa de Chikung no dura más de media hora’. Y estoy totalmente de acuerdo en que ‘si los miles de millones de bípedos de este planeta dedicaran cada mañana media hora a hacer Chikung habría acaso menos guerras, miseria y sufrimientos y colectividades’. Sin embargo debo añadir que, aunque no esté de acuerdo con el señor Vargas Llosa, todos los beneficios de los que habla se consiguen, también, practicando Taichi. Finalizo diciendo que, por supuesto, lo que más me gusta del artículo es el hecho de que, desde un medio como es El País, se haga buena publicidad del Chikung. Hay que agradecerlo: a quienes somos instructores de Taichi y Chikung y nos dedicamos a este mundillo… nos viene muy bien”.

Postdata V.Llosa. Guy Le Querrec. China 1985. Ciudad Prohibida, palacio imperialpracticantes de taichi en la ciudad prohibida de Pekín. Guy le Querrec, 1985

Pensé que este pequeño incidente revelaba una vez más una cuestión fundamental para los que nos dedicamos a enseñar estas disciplinas:
Los periódicos a los que envié mi artículo, que no simpatizan con las ideas de Vargas Llosa y no me respondieron, lo hacían simplemente porque el tema les parecía una frivolidad. Que este señor se dedique a hacer publicidad a una clínica de la jet y de su fantástica profesora, no es para darle ningún relieve; bastante autobombo se da en El País con todas sus opiniones. Estoy de acuerdo. Pero en lo que no había caído lo suficiente es en que también los temas de los que hablaba son considerados una frivolidad, y eso incumbe directamente a “los administradores” de dichas disciplinas. No creo que “los grandes, o los pequeños maestros del tema” seamos ajenos a esto. Alegrarse de la publicidad (¿queda alguna marca, desde McDonals hasta Roca, que no haya utilizado el taichi, el qi gong o al meditación en sus anuncios?) y quejarse después de que cualquiera se atreve, no me parece congruente.
Somos responsables de que la imagen pública del qi gong en nuestras sociedades sea la de un subproducto del exotismo oriental para consumo de ociosos.

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